Llegué a la residencia de estudiantes de Por una Sonrisa en África en Mbour en enero de 2019. Hacía tiempo que buscaba un proyecto con el que comprometerme de forma voluntaria y un amigo que había colaborado con ellos me recomendó la ONG. Envié un correo electrónico y Mario me contestó abriéndome las puertas a su proyecto de vida. Envié mi curriculum y mi carta de presentación y me aceptaron para ir de voluntaria al Poste de Santé de Mbour Sérère, cerca de la residencia de estudiantes. Durante ese primer enero y el del año siguiente pasé las mañanas en el Poste de Santé echando una mano y las tardes en la residencia. A los estudiantes les ayudaba con deberes de inglés, pero sobre todo jugaba con ellos al UNO y al ahorcado en inglés.
Un día cogí un puzzle de una de las estanterias y me puse a construirlo en la sala de estudio. Mientras todos los alumnos aplicados hacian sus deberes o se preparaban las clases del día siguiente, yo me sentaba con ellos a hacer un puzzle. Pronto me di cuenta de que hacer y finalizar un puzzle les parecía un logro excepcional. Incluso a los alumnos sobresalientes construir un puzzle les parecía una maravilla extraterrestre. No sabian por donde empezar, relacionar formas con colores, fijarse en el detalle o tener paciencia. Sin embargo, hacian ecuaciones matemáticas interminables en la pizarra. Por una Sonrisa en África ha hecho una labor increíble dando la oportunidad de escolarización a estos niños y niñas del sahel senegalés. La prioridad ha sido siempre la educación para llegar a la escuela primaria y secundaria y a estudios superiores. Y la evidencia está en que entre los graduados de sus aulas hay médicos, enfermeras y profesores entre otros. Pero desarrollarse como ser humano no viene sólo con el estudio y la profesión. Jugar es una parte vital del crecimiento. De poco sirve tener una profesión si no hemos desarrollado las herramientas necesarias para buscar trabajo o desenvolvernos en el mundo adulto.
Este enero de 2023 he podido volver por fin tras casi tres años de pandemia y trabajo extenuante. Han sido sólo diez dias en Mbour de educación en la salud, de intercambio de ideas y de compartir momentos. Llegué con un puzzle de 1000 piezas en la mochila y me voy con él finalizado sobre una de las mesas de la sala de estudio. Lo hemos acabado en siete dias, y digo «lo hemos», porque los más jovenes han ayudado con paciencia y atención al detalle. Algo ha cambiado desde aquel primer puzzle de 2019.
A menudo mis amigos y conocidos me preguntan qué es exactamente lo que hago en Senegal, y mi respuesta es siempre parecida: «voy a construir puentes». Gracias a Por una Sonrisa en África por haberme dado la oportunidad de construir puentes hacia un mundo más equitativo. Un proverbio africano dice que las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran. Yo hoy me llevo de vuelta a Londres la teranga del pueblo senegalés.
Dra María Gómez
Especialista en medicina familiar y comunitaria.
Senegal, enero 2023
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